16/8/16

Cenotafio de los santos Vicente, Sabina y Cristeta. Iglesia de San Vicente de Ávila





La Iglesia. Es una de las más importantes en Castilla y León, así como del mundo medieval hispano. Construida para solemnizar el lugar donde la tradición señalaba el martirio de los santos Vicente, Sabina y Cristeta. Está situada fuera de la muralla, frente a la puerta de San Vicente, que lleva su nombre. Fue un proceso muy ambicioso con diferencias de materiales y artistas, que se demoró en exceso por concebir un proyecto superior a los medios disponibles. No hay documentación sobre su proceso constructivo, aunque el comienzo se atribuye a Raimundo de Borgoña. Todos citan un parón de obras en el año 1109, lo que significa que había una edificación en marcha. Ha sufrido una radical restauración de Ripollés y Vargas, y de otros arquitectos del siglo XX, más grandes reparaciones y transformaciones. La cabecera está determinada por la irregularidad del terreno, que procura la construcción de una cripta. Tiene tres ábsides semicirculares. Llama la atención la enorme altura y esbeltez de los ábsides, con columnas muy ligeras que arrancan desde el suelo, guardando un equilibrio perfecto estético y decorativo. La puerta oeste, es al principal. Tiene un diseño y estructura perfectamente normal dentro del tipo de gran iglesia y de su cronología. Se trata de un gran vano lleno de arquivoltas, con una imposta corrida superior, dos tímpanos en el tímpano principal de la puerta, con un parteluz que provoca dos entradas iguales, con escultura de inmensa riqueza en las jambas. El interior. De tres naves de arcos ojivales. Los pilares cruciformes separan las naves con distintas bóvedas: aristas en las laterales, crucería en la central. El resultado final es un inmensa y hermosísima iglesia. La planta es de una enorme longitud, 66 mts de largo por 40,50 de largo crucero, y 17 de ancho, con un crucero muy sobresaliente, donde se va instalar la obra del cenotafio que vamos a estudiar.



El cenotafio de los santos Vicente, Sabina y Cristeta. Es un gran monumento funerario, con estructura arquitectónica y escultórica, ya gótica. Está situado a la entrada del brazo derecho del crucero, bajo el arco toral del lado de la Epístola, cobijado por un baldaquino que se edificó en el año 1470, independientemente de la obra del mausoleo. Es uno de los cenotafios románicos mejor conservados, con una iconografía muy importante. Está formado por un arca rectangular de piedra policromada, con cubierta a dos vertientes con decoración de escamas. Debajo se coloca una plataforma con arquería lobulada, que se sustente en columnillas dobles con fustes decorados de estrías, espirales y entrelazos. En ese cuerpo se instalan figuras de diferente condición. Lo capiteles están tallados con hojas de acanto. Al llegar a los ángulos se forman grupos de columnas cuádruples con dobles figuras de apóstoles, bajo arquillos y castilletes. En el lado corto hay representaciones de carácter evangélico. La urna, o arca, está decorada con escenas del martirio de los santos en el frontal, y la parte posterior, y en los laterales la representación del Pantocrátor con parte del Tetramorfos, y en el otro lado la adoración de los reyes. La historia de los santos es como sigue. Eran hermanos, de Talavera. A principios del siglo IV, durante la persecución de Diocleciano, y por orden del pretor Daciano, sufrieron martirio. La causa fue negarse a firmar un documento en el que debían reconocer haber ofrecido sacrificios a los dioses romanos. De las amenazas dela autoridad se pasa al martirio, condenando a Vicente a muerte. Lo meten en la cárcel en espera de que se cumpla la sentencia. Allí es visitado por sus dos hermanas, donde les confirma su decisión de ser fiel a Cristo. Ellas le sugieren la posibilidad de una fuga. La escapada se realiza, pero los soldados romanos las encuentran en la cercana Ávila, donde los tres son martirizados, en el año 304. Esa es la historia del cenotafio. Un clásico en la exaltación de la negativa a la apostasía, recordatorio de un pasado de persecuciones, y la fijación de la importancia de la fe, con el culto a los mártires de la dominación romana. La tradición dice que los cuerpos fueron depositados en el hueco de una roca, edificándose posteriormente sobre ese lugar una iglesia, hasta su traslado al monasterio de San Pedro de Arlanza en el año 1062. Hubo un nuevo traslado en el año 1835 a la ccolegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias. Después estuvieron en la capilla de las reliquias de la catedral de Burgos. Al final volvieron a su primer lugar de veneración, la basílica de San Vicente de Ávila, dentro de unas urnas en altar mayor.



Escenas del lado norte. San Vicente es delatado y maniatado ante el pretor Daciano, que se encuentra sentado, y con corona real. El santo es llevado a la prisión, donde deja la huella de su pie, que simboliza la firmeza de su fe cristiana. Es visitado por sus hermanas, que le piden que huya de allí. Se denuncia a las santas ante el pretor, el cual manda su persecución. En la primera escena un soldado le tiende a otro las riendas del caballo. En la segunda escena los tres hermanos huyen a caballo. Las figuras de este lateral se presentan todas vestidas con un sentido naturalista. El pretor, a pesar de estar representado dos veces, no repite el gesto. Cuando ordena la prisión de San Vicente, lo hace con una actitud imperativa, y sim embargo parece preocupado, o indeciso, cuando manda la detención de las hermanas. Los atuendos de los soldados se corresponden perfectamente con la vestimenta medieval. La ternura y admiración de las hermanas está perfectamente reflejada. La parte baja está compuesta por una serie de arcos polilobuulados, con escenas intermedias de figuras encerradas en arcos, como las de los monjes que escriben y leen. Los arcos están sostenidos por vistosos capiteles corintios de talla corta, sobre columnas entorchadas y de otras decoraciones. En las esquinas aparecen parejas de apóstoles.



Escenas del lado sur. Los verdugos desnudan a los tres hermanos arrastrándolos por los cabellos. Son martirizados atados en el potro en forma de aspa. Siguen con el martirio aplastando sus cabezas entre maderos, y sobre ellos dos ángeles conducen sus almas en un lienzo hacia la mano de Dios, que los bendice. Una gran serpiente sale entre los cuerpos de los santos y se enrosca en el cuello del delator que suplica el perdón divino. Convertido el judío delator, es él quien entierra los cadáveres delos mártires en el lugar donde según la tradición él mismo construyó la primitiva iglesia. La escena con mayor originalidad es la anterior al martirio, donde el maestro escultor representó a los tres hermanos desnudos. El santo, en el centro, cubierto con un paño en la cintura, una hermana totalmente desnuda. La otra tiene los brazos y la cara ocultas por la túnica, de la que un soldado la está despojando. Los cuerpos de las santas se inclinan simétricamente a ambos lados de su hermano, formando uno de los más bellos relieves de la escultura del momento en la península. El martirio del potro movible muestra la mecánica de los tormentos de la época. El ejemplo combinado de la Dextera Domini con la Elevatio Animae es un hito importante de la combinación de dos iconografías simbólicas en una sola.



Frontal oeste. Está ocupado por una gran Maiestas Domini con los símbolos de dos evangelistas, sostenidos por una columna con atlante. Cristo ces una soberbia imagen instalada en una mandorla quebrada, bendiciendo con la mano derecha, y portando un libro en la izquierda. Tiene una enorme perfección de rasgos y vestiduras, con pliegues muy ordenados. Los animales muestran posiciones muy dinámicas, con resoluciones escultóricas de alto nivel. Faltan dos animales, que pudieran alojarse en la parte superior, aunque la armonía del conjunto quizás no lo permitiese. El atlante que sostiene el conjunto es un prodigio escultórico de equilibrio, no sólo por su originalidad, sino también por la forma dinámica en que se representa.



Frontal este. Se representa en él la Epifanía de los Reyes. Son tres escenas, con los reyes en camino, la recomendación de no visitar de nuevo a Herodes en su regreso, y la Epifanía. Resulta una magnífica muestra de la imagen epifánica con José dormido. Los arcos del ángel anunciador presumen una cronología tardía. Las representaciones de caras, vestimentas y facciones, son de inigualable calidad. Lo cierto es que el conjunto nada tiene que ver con el estilo románico, sino con el gótico.



Autor. Desconocido, aunque se supone que era de origen francés, quizás de la Borgoña, ya que su escultura deja entrever cierta relación con las imágenes de los apóstoles del pórtico de la basílica de Vézelay.



Restauración. A principios del siglo XXI se llevó a cabo una restauración, que incluyó la recuperación de la policromía perdida, más bien tapada por los sucesivos repintados a los que había estado sometido el cenotafio, junto con el baldaquino, a través de los años. Fueron reparados y devueltos los colores originales que tuvo cuando se ejecutó el baldaquino en el siglo XV.

Francisco Javier Ocaña Eiroa



San Vicente de Ávila. Cabecera
 
San Vicente de Ávila. Puerta oeste
 
San Vicente de Ávila. Interior

Planta de San Vicente de Ávila,y lugar de ubicación del cenotafio, en rojo
Cenotafio

Lado norte

Juicio de San Vicente

San Vicente enviado a la cárcel

Visita de las hermanas de San Vicente

Noticia al pretor de la fuga de los santos

 
Persecución de los soldados

Huida a caballo de los santos

Apóstoles esquinales
 
Columnas, arcos y figuras de monjes
Detalle
 
Detalle

Lado sur

Preparación del martirio de los santos

Martirio  en el cepo de aspas


Enterramiento de los santos

Arrepentimiento del judío delator

Instalación de los sepulcros en la nueva iglesia


Columnas, capiteles, arcos y figuras


Detalle

Detalle
Lado oeste
 
Maiestas Domini, Tetramorfos y atlante
 
Maiestas Domini y Tetramorfos
 
Atlante y arcos
 
Maiestas Domini

Maiestas Domini
Lado este
 
Epifanía

Epifanía

 
Epifanía
 
María y Jesús
 
Arcos
 
Reyes en camino, y reyes durmientes
Restauración